La actual Asamblea Legislativa podría provocar un ataque de hilaridad. En la edición del matutino de circulación nacional Diario Extra, del 10 de septiembre 2010, aparece una noticia cuya ironía rebasa todos los límites. De nuevo, los señores diputados, egocéntricos y corto alcancistas (me razón y otras facultades) de forma egoísta, y con un dejo de "importancia", cuestionan a la presidente Laura Chinchilla sobre la presencia de infiltrados en sus respectivas bancadas. Todos los firmantes son de oposición. El asunto es que desde hace tiempo se sabe de las intervenciones inautorizadas judicialmente por parte de este órgano que se ha constituido en una policía política del Estado costarricense. Sus agentes interfieren en muchos niveles, tanto a nivel de los movimientos sociales, como de los sindicatos, de los movimientos estudiantiles y de todo cuánto se les venga en gana y les resulte necesario investigar.
Durante la administración Arias Sánchez se dio un gran escándalo cuando nos enteremos a través del Poder Judicial de la generación de una estafa a alto nivel por parte de personeros de esta dependencia que infiltraron cuentas bancarias valiéndose información a la que tenían acceso debido a su naturaleza. Ahora, nuestros diputados victimizándose se preguntan sí los estarán espiando. En lugar de cuestionarse cosas tan tontas y obvias, y querer jugar de personajes deberían confrontar con el gobierno por las acciones que no se han tomado para que este órgano deje de existir como tal. Para que la DIS (Dirección de Inteligencia y Seguridad Nacional) adscrita al Ministerio de la Presidencia, sea disuelta totalmente y no se permita que ninguna persona desde el encuadre político partidista en que se encuentre el estado por el gobierno del turno, sea espiada por sus actividades políticas, sociales o religiosas. Para que se garantice que el Poder Judicial y una dependencia de la Interpool debidamente adscrita al Poder Judicial, sean los encargados de realizar labores de inteligencia en casos de narcotráfico, lavado de dólares o crimen organizado en general, y no se realicen seguimientos de índole política de ningún modo. En la actualidad, los agentes de este órgano, aunque siguen siendo de todo menos inteligentes, pues se perciben a los cien metros, no sólo hacen labores de investigación y escucha, también participan abiertamente en los movimientos y hasta pueden parecer líderes, pero tan sólo y en última instancia, su labor es básicamente obstructiva (una de las acepciones de filibustero es obstructor), desviadora de la atención y la concentración y creadora de conflictos a lo interno de las instancias en las que participa (divide y vencerás). Los diputados costarricenses (cómo pedirle peras al olmo) sin ninguna capacidad de ver más allá de la oficina que ocupan, de su curul, no se atreven a entrar de lleno en este problema, tan sólo a asegurarse ellos de que aquello que en algún momento podría pasar a sus manos, no se meta en sus asuntos burocráticos; pues en efecto, podría ser un instrumento que a futuro, cuando tenga su partido el poder, puedan serles de mucha utiliada. Con un presupuesto más que multimillonario que por su carácter "secreto" rinde cuentas superficiales, se pone en manos de personas como las que realizaron la estafa supracitada, asuntos de mucha delicadeza e im portancia que a menudo no debería ser de incumbencia gubernamental al nivel como lo vislumbran. La consigna debería ser la desaparición inmediata de este cuerpo policial ideológico.
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