De esas cosas que no pueden evitarse. Esta tarde trabajaba en una cibercafé, y en medio de una tormenta eléctrica, perdí el trabajo que llevaba avanzado. Sí, lo perdí. Inevitablemente. Aunque lo estaba guardando en la computadora, ésta se apagó y al regresar la energía eléctrica no recuperó el archivo, pues en el ciber la configuración de reinicio borra todo cuanto había antes en ella. A pesar de que tenían batería, el rayo impactó tan fuertemente que las máquinas se apagaron. Es decir, sí tan sólo se hubiera tratado de un simple apagón, el respaldo de energía hubiera funcionado inmediatamente sin que se perdiera la información, sin embargo, fue el protector de picos el que apagó los equipos. Cosas de la vida. Lo peor de todo es que el dependiente me cobró el tiempo completo. El que no quiere caldo, dos tazas. Con esto del desempleo, o más bien del subempleo y la temporada lluviosa, las tormentas pueden resultar de doble impacto.
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