La campaña hacia las elecciones del 2010 toman un matiz sumamente interesante. Con nueve partidos inscritos para la elección a Presidente, sobresalen a estas alturas cuatro agrupaciones con la mayor cantidad de votantes proyectados. El partido Liberación Nacional, aparece con una ventaja considerable de acuerdo a los sondeos de opinión pública. A la cabeza, Laura Chinchilla, en procura de ser nombrada la primera mujer presidente en Costa Rica, y con un discurso que como los otros tres candidatos, se ha centrado en el tema de la seguridad cidudana bajo la óptica de la "mano dura". Sobre la política social, a lo más que ha llegado Chinchilla es a difundir una suerte de continuismo con la línea de la administración de Óscar Arias. Se debe destacar que la principal propuesta social expresada durante este gobierno ha estado centrada en el programa "Avancemos", el aumento de las pensiones del régimen no contributivo y otros detalles similares, que sin duda alguna ha tenido un impacto positivo sobre muchos sectores de la población en términos de opinión. En el fondo, la administración Arias, logra mitigar la crisis económica mundial en mucho gracias al ahorro extremo promovido durante la gestión de Abel Pacheco, que le permite recursos sanos con los cuales implementar acciones paliativas interesantes como el subsidio a los agricultores y la estimulación de la producción agrícola nacional, de forma muy coyuntural y sin un programa a largo, pero logra mejorar los precios de ciertos productos básicos a nivel de la compra directa al productor. Con este antecedente, y el fuerte acento a una seguridad sobre la base de la mano dura, no existe realmente una propuesta de desarrollo económico y social, ni un análisis a fondo de la situación del país, así como tampoco medidas que garanticen de alguna manera una mejor distribución de la riqueza, requisito esencial para el logro del desarrollo social y fundamento para un estado de bienestar, garantía incuestionable para la construcción un país más seguro, entendiendo la seguridad como la conjunción de las condiciones óptimas que le permita al ser humano el más pleno desarrollo y la satisfacción de sus necesidades en un medio sano y estimulante.
Como segundo en la lista y con un discurso sumamente parecido en términos de seguridad, enfatizando la mano dura y construyendo un discurso político con tintes sumamente populista, Otto Guevara del Movimiento Libertario, muestra un alza importante en la intención de voto. Es preocupante ver como tampoco hay ideas claras en torno al desarrollo social y económico-productivo del país. Muy por el contrario, su discurso aborda situaciones sumamente conyunturales con una construcción populista de los problemas. Sin duda alguna, bien asesorado en términos de la publicidad, es más enfático en el aspecto de la mano dura, como opción para combatir la situación de inseguridad que prevalece en el país. Ataque frontal a Liberación Nacional, como la mayoría de los candidatos, pues está claro que se trata del rival a vencer. De tendencia claramente marcada a la derecha, y cuidado sino de ultraderecha, el Movimiento Libertario no garantizará de ninguna manera un desarrollo social equitativo, ni mucho menos el ajuste que requiere el país en términos de los mecanismos de distribución de la riqueza, para alcanzar una paz social sostenible y definitiva. Un candidato carismática, una campaña con buen asesoramiento y un discurso populista son los fuertes de esta agrupación que es un peligro para la estabilidad nacional por sus ideas neoliberales radicales, que rayan casi en el fascismo.
En tercer término encontramos al Partido Unidad Social Cristiana, con Luis Fishmana como candidato a la presidencia, promovimiendo de manera sensible la candidatura de doña Gloria Bejarano de Calderón, pero igualmente centrados en la situación de la inseguridad y como solución la mano dura. Cabe destacar un poco la diferencia en cuanto a que se promueve, sobre todo desde el lado de doña Gloria Bejarano, propuestas sociales que movilizan opiniones favorables en muchos sectores, como el del llamado Banco de Alimentos, que, aunque de manera poco clara en cuanto a su formulación, ha captado la atención de algunos sectores, así como también la promoción de una nueva forma de hogares comunitarios. En general, el discurso de doña Gloria es de muy primera dama, experiencia válida sin duda alguna, en tanto que Luis Fishman por su parte, carga con el no aprovechamiento de la buena oportunidad que le pudo haber dado la administración Pacheco en términos de proyección. El PUSC, sin duda alguna, hace esfuerzos inmensos para dejar atrás una estela dolorosa que hizo mella en mucho de sus partidarios.
Por último, Ottón Solís, enfrentando una coyuntura difícil en tanto sectores afines, tras el trabajo realizado contra el Tratado de Libre Comercio, han tomado un camino disperso. Así, Ottón Solís ha de competir con los sectores denominados progresistas que se desprenden de la campaña contra el Tratado de Libre Comercio y que se cristalizan en la conformación de agrupaciones como Alianza Patriótica, Patria Primero, Unión para el Cambio, aunado a ellos el Frente Amplio. Acción Ciudadana se ha visto obligada a responder al discurso sobre la inseguridad casi de la misma manera que lo han hecho los partidos antes mencionados. Debe destacarse el gran desacierto en cuanto a la presentación del programa de gobierno y el plagio de gran parte del texto con respecto a los programas de la Caja Costarricense de Seguro Social, un mal asesoramiento en cuanto a lo que la campaña mediática se refiere, y la falta de espacio para la promoción de las ideas del partido, entre las que destaca una lucha contra la pobreza sin estrategias claras, y por el contrario, sus oponentes han sacado partido de ella, pues el mecanismo de creación de impuestos asusta a los neófitos que piensan que será para todos y que representará más bien una mayor carga para los bolsillos de los costarricenses. Parece que el PAC debe replantear seriamente su campaña. Se pronostica de esta manera una reducción del número de curules para el PAC, un aumento para las agrupaciones denominadas pequeñas y un repunte de la Unidad Social Cristiana, así como un incremento de parte del Movimiento Libertario.
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